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Editorial: des-igualdad

El editorial de este mes viene marcado por un suceso local pero que es, a su vez, reflejo de un problema universal. Para ponerse en situación, el día 14 de junio se celebra la prueba de Subida a Rocas-Eirado, en el municipio ourensano de Esgos. Es una carrera que discurre a lo largo de 13 Km y que consiste básicamente en una subida desde 581 m de altitud hasta los 1.163 de su punto más alto. Esta será la 9ª edición, ha sido siempre campeonato gallego de montaña por parte de la federación gallega de atletismo y esta año, por primera vez, será también el campeonato de España bajo la RFEA. Aunque las primeras ediciones la prueba era más corta (no se subía tan arriba) hombres y mujeres salían juntos y cubrían la misma distancia. La polémica ha llegado este año cuando a falta tan sólo de 4 días para la celebración del evento una circular de la RFEA instaba a realizar la competición femenina sobre 8 Km, recortando 5 al recorrido original y privando a las competidoras de la que quizás sea la parte más bonita del recorrido, además de impedir que se pueda batir el récord de la prueba dotado con un premio de 500 euros.

Lógicamente la medida ha desatado una ola de malestar entre las participantes que se sienten discriminadas. Resulta complicado de entender que en el S. XXI cuando las mujeres ya han derribado muchas barreras y se las ve competir habitualmente en pruebas como maratones, trails y ultratrails, triatlones, raids, etc. muchas veces mostrando rendimientos extraordinarios y en las pruebas de mayor distancia (ha habido ya ultras ganadas por una mujer, en el ironman de Hawaii los parciales de carrera de Mirinda Carfrae están entre los mejores de los triatletas profesionales masculinos...) aparezca esta actitud que podríamos calificar en modo suave de paternalista. El argumento de la RFEA es que puesto que el Campeonato de Europa a celebrar este año en Porto Moniz (Madeira, Portugal) se disputa bajo un formato similar: los hombres realizan 12 Km, las mujeres sobre 8, el campeonato de España que sirve para elaborar la selección femenina debe hacerse bajo una distancia semejante.

Esto nos lleva a indagar el fondo de la cuestión ¿por qué se da esta desigualdad?¿por qué la IAAF la que está fomentando esto a través de sus campeonatos y de su reglamento de competiciones?

Ahora está muy en boga el tema IAAF-Trail con la realización del primer campeonato del mundo de ultratrail y las manifestaciones en contra de diversas figuras del panorama que ven en la federación de atletismo una amenaza para el propio deporte. Lo cierto es que la montaña dentro de la IAAF no deja de ser una cuestión marginal y no fue hasta el momento que se vio la repercusión del trail a nivel mundial, cuando está intentando tomar parte del pastel. En el caso de este tipo de campeonatos de montaña ya hace años que se vienen celebrando con escasa difusión e interés. Parece entenderse como una especie de succedáneo del cross. El año pasado por ejemplo la RFEA envió al campeonato de Europa una selección compuesta por 3 hombres y 3 mujeres sin ninguna representación en categoría junior, a pesar de que el campeonato se celebraba en Francia.

Quizás se trate de un problema de identidad, en el reglamento de competiciones de la IAAF las carreras de montaña se tratan en la sección IX junto al Campo a través. Las recomendaciones en cuanto a distancias son prácticamente las mismas que las del cross, 12 km en hombres, 8 en mujeres, 8 en júnior hombres, 6 y 4 (en cross y montaña respectivamente) en júnior mujeres. Pero resulta que estas carreras de montaña no son cross, ni son ruta, sino algo completamente diferente, y quizás sea eso lo que no entienden.

Ya sería discutible el porqué de que las pruebas de cross femenina sean más cortas. Así como en otras pruebas atléticas es lógico que se utilicen diferentes artefactos o vallas a diferentes alturas debido a las propias características fisiológicas que diferencian a hombres y mujeres, en cross parece más dudosa y hasta arbitraria esta distinción. Si bien se viene realizando de forma tradicional sin que se escuchen demasiadas voces discrepantes.

El camino de las mujeres en el deporte en general, y en el atletismo en particular, no ha sido fácil. En la antigua Grecia estaban vetadas a participar en los JJ.OO. En la era moderna el Barón De Coubertin se oponía al deporte femenino. Hasta 1920 no participan en los JJ.OO de manera oficial y hasta 1928 no aparecen eventos atléticos para mujeres, no sin reticencias y oposición, con argumentos tales como que sus cuerpos no estaban preparados o que el deporte agriaba la leche de sus pechos. Poco a poco gracias al empeño de muchas, se fueron rompiendo mitos y se fue ampliando el abanico de pruebas en competición. Especialidades como el maratón, el salto con pértiga, los obstáculos no se vieron hasta fechas relativamente recientes. Quizás pasen los años y los reglamentos actuales sean vistos como una anacronía, como los últimos coletazos de una mentalidad caduca que se resiste a desaparecer, pero de momento parece que todavía hay mucho camino por recorrer. y eso que estamos, supuestamente, en el primer mundo.

La igualdad o, mejor dicho, la no discriminación, no es una cuestión sólo de mujeres sino del conjunto de la sociedad.


Foto: Esgostelecentro

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