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Editorial Abril

Un nuevo mes en el calendario, camino ya del verano en este hemisferio norte. Abril es un mes de clásicas en el ciclismo, el Tour de Flandes, la Paris-Roubaix... pruebas que conservan el sabor de antaño, con sus tramos de pavé y ese resquicio de aventura. Pese a todos sus demonios el ciclismo no deja de ser un deporte hermoso.

También se disputa el Marathon de Sables. Cómo comentábamos en el artículo de Marco Olmo, 30 ediciones cumple esta prueba que empezó, como tantas otras, a raíz de un sueño solitario de Patrick Bauer. Una travesía en autosuficiencia por zonas inhabitadas del desierto marroquí. Corría el año 1984 y Patrick tenía 28 años. En 1986 dio comienzo la primera edición oficial con 23 pioneros. Hoy son más de 1000 y un verdadero negocio que moviliza gran cantidad de recursos. Si mantiene o no el espíritu original puede ser objeto de discusión pero pese a todo, correr por el desierto tampoco deja de ser hermoso.

Otro tema de actualidad es la polémica que ha surgido en torno al campeonato del mundo de (ultra)trail auspiciado por la IAAF a través de la ITRA. Con aspectos polémicos como las salidas por tandas y un desencuentro con ciertos corredores, en el horizonte se vislumbra el temor a una excesiva burocratización de este deporte. Una de las claves de la popularización del trail ha sido su componente de libertad, un soplo de aire fresco fuera de lo estadios y las carreteras. Sin distancias ni perfiles predeterminados, sin códigos rígidos de vestimenta y con salidas en masa mezclándose los profesionales con los aficcionados. Pero con la popularización surge la mercantilización y también el interés por parte de organismos que hasta ahora lo habían pasado por alto. Todos quieren su tajada.

Nos contaba Susana que había que tener en cuenta las propias características del medio donde desarrollamos la actividad, que la montaña no deja de ser un entorno frágil y que esto no es como vender tomates. No le falta razón.


cc: Joshua Earle


Opinión personal: el trail tendría su cabida dentro del atletismo, el deporte de saltar, lanzar y correr, cuando se trata de carreras "corribles" (baja dificultad técnica, que transcurren por pistas o senderos, sin desniveles extremos) que no encajarían en el contexto de una federación de montaña ni en una específica de skyrunning pero que 'habelas hainas' y son bonitas y demandan un tipo de habilidades diferentes a las pruebas de ruta pero distintas también de las pruebas más montañeras. Realmente yo no le encuentro sentido a que una prueba de montaña en sentido estricto esté regulada y reglamentada por una federación de atletismo.

Ahora mismo la confusión en torno a términos y federaciones es considerable, más aún cuando sólo en España y no en ningún otro país se ha llegado a la división administrativa entre carreras por montaña que gestiona la FEDME y carreras de montaña que lo hace (con bastante poco interés) la RFEA. Para aclararse algo se puede leer este artículo

No sabemos lo que acabará sucediendo en los despachos. Sólo espero que quienes ahora mismo están en posición de decidir no se olviden de que los valores del deporte y del respeto al entorno están o deben estar por encima del posible beneficio económico. Que escojan parafraseando la literatura de Castañeda "el camino del corazón". "¿Tiene corazón este camino? Si lo tiene, el camino es bueno: si no lo tiene no sirve para nada."

Cambiando de medio y de federación, desde aquí felicitamos a la federación gallega de surf por su convenio con Coge3 para realizar un estudio de impacto ambiental en cada una de las pruebas que organiza y para asesorarles en cuestiones medioambientales. Un buen ejemplo que esperemos que se extienda.

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