Gauchos del mar

Julián y Joaquín Azulay son dos hermanos argentinos, hijos de uno de los pioneros del surf en su país. Crecieron desde niños viendo el amor por la naturaleza y el mar de su ambiente familiar. Años más tarde tomaron carreras profesionales divergentes; Julián se hizo arquitecto y se fue a trabajar a los EEUU, mientras que Joaquín probó fortuna como futbolista profesional, pasó por el Cádiz hace unos años. En 2010 dieron un giro a sus vidas y comenzaron un proyecto vital.

“Desde hacía mucho tiempo pensábamos agarrar un auto y bajar por las rutas, buscando olas para surfear, conocer gente y distintas culturas. Compramos una Ford F 150, modelo 2001, 4x4, y conseguimos algunos sponsors que nos dieron ropa. Y con mil quinientos dólares que, sabíamos, no nos iban a alcanzar para mucho, el 8 de julio de 2010, arrancamos hacia la nada.”

Partieron de Los Angeles, California con la idea de “explorar y surfear la costa del Pacífico volviendo a casa, y compartir nuestra simpleza para vivir como una opción válida y diferente de la vida en las ciudades”

Al mes de haber comenzado la aventura, cuando estaban por Baja California ,“todo el día surfeando y bebiendo mate”, un amigo suyo los apodó como los gauchos del mar . El nombre les gustó, por ser además un símbolo de la cultura argentina, y expresar un modo de vida en contacto con la naturaleza. A partir de entonces se les conoce así.

De California pasaron a México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Galápagos, Perú y Chile. 403 días y más de 30,000 Km cargados de anécdotas y experiencias que plasman -“Compramos unas cámaras una semana antes (de partir), concretamente una GoPro y una Handycam”- en una película documental.

“Interactuamos con cada comunidad que nos cruzamos en el camino. Trabajamos de cualquier cosa. Sin tener la más mínima idea de cómo se hacía (…) No sólo fueron oficios, aprendimos a sobrevivir. Duramos hasta agosto, en el sur de Chile. No teníamos plata, no había gente ni nada para vender y la vuelta se hizo inevitable.”

El largometraje resulta un éxito y acapara numerosos premios, incluído el del público en el festival de San Sebastián, y la atención de los medios especializados. Deciden continuar el proyecto y su siguiente paso fue emprender un viaje por la Patagonia. 6 meses, 10,000 Km por delante y el mismo estilo de vida. Nuevas olas descubiertas, nuevos amigos, cultura, animales y una expedición a Isla de los Estados... que vuelven plasmar en otra cinta 'Tierra de Patagones'

“La naturaleza es un regalo, cura, refugia y te da de comer. Tenemos que mantener viva la conexión entre el ser humano y la naturaleza porque estaba antes de que llegáramos y va a seguir estando cuando nos marchemos. Viviendo de una manera simple, puedes estar más cerca de ella, cuidarla y respetarla.”

Ya en mente tienen la continuación un viaje por África pero ahora mismo andan perdidos en una travesía por la Península Mitre, un área virgen y sin accesos de la región de Ushuaia. Como ellos dicen “si se quiere cumplir un sueño se puede, tan sólo hay que empezar.”