Aleksander Doba es un piragüista polaco famoso por sus travesías de larga distancia. Con 68 años cumplidos (“No soy viejo, tan sólo tengo 68 años de juventud”) el año pasado fue nombrado aventurero del año por la revista National Geographic y recientemente ha recibido el galardón de la elección del público (People's choice) por los votos obtenidos a través de la web de la revista.
Ingeniero industrial de profesión, ahora ya jubilado, descubrió el kayak a los 34 años. Cuenta en su haber con varias travesías de larga distancia, en 1999 recorría junto a otros 4227 Km durante 80 días en el mar Báltico, en 2001 unía Police, su localidad natal en Polonia con Narvik (Noruega) 5369 Km en 101 días, en 2009 navegaba alrededor del lago Bakial, 2000 Km en 41 días, en 2010 atravesaría el Atlántico desde Dakar a Brasil en menos de 100 días. Pero su mayor logro hasta la fecha ha sido completar el cruce del Atlántico desde Europa, la mayor travesía en aguas abiertas en kayak de la historia. Un viaje de más de 12.000 Km desde Lisboa hasta Florida en un kayak de 7 m de eslora y 500 Kg de peso. En principio sus previsiones eran las de cubrir los algo más de 8.500 Km que separan Portugal de los EE.UU. Partió el día 5 de octubre de 2013 con la previsión de concluir la aventura en febrero del año siguiente. Sin embargo diversos temporales y fallos en el equipo fueron dilatando la expedición.
Más allá de la hazaña sorprende la filosofía con la que Aleksander afronta sus retos. Lejos de la imagen de otros superdeportistas, Doba admite que si bien lleva una vida físicamente activa (le gusta salir a caminar, montar en bici y arreglar su jardín) no realiza ningún entrenamiento especial. “Me considero un turista, no un atleta, y hago las expediciones como un turista, no me preparo mucho”
En la expedición de 2010 llegó a perder 14 Kg de peso pero aún así confiesa que nunca se sintió en peligro en sus travesías salvo la vez que navegando por el Amazonas en 2011se vio asaltado por guerrillas armadas.
“No temas tener sueños. Convierte los sueños en planes -planes ambiciosos- y persíguelos. Es importante planear cuidadosa y sistemáticamente. Sé consistente en la ejecución y no te permitas distraerte en el proceso. Mi prescripción es simple y efectiva. No obstante ¡no es fácil para el soñador ser metódico!”
Obligado a permanecer en un espacio reducido medio año, Doba solía remar de noche, cuando las temperaturas eran más bajas y estableció una rutina de sueño de no más de 6 horas. La mayor parte del día se la pasaba desnudo, en su opinión así se estaba más cómodo.
La soledad tampoco fue un problema para él, cuando no eran las aves marinas, eran los peces, tortugas, delfines y demás habitantes de los mares. Cuenta que durante días fue seguido por docenas de tiburones pero que salvo uno, ninguno mostró intención de atacarle. El que lo hizo se llevó de recuerdo un palazo en la cabeza.
“Durante la intensa vida diaria no tenemos tiempo para la autorreflexión. Durante varios meses de expedición en solitario tengo tiempo de contemplar aspectos a los que normalmente no dedico tiempo. Es fascinante cuan profundo puede mirar uno a su interior cuando no lo distraen las preocupaciones cotidianas”
Su gran reto fue cuando su GPS y teléfono vía satélite dejó de funcionar dejándolo incomunicado 47 días, teniendo que apañárselas e improvisar un arreglo, aunque en el plano físico admite que lo más duro fue cuando en el triángulo de las Bermudas estuvo a la deriva durante semanas, enfrentándose al viento y a las corrientes y navegando en círculos. Finalmente se vio obligado a hacer una parada técnica en Bermuda para reparar la dañada embarcación.
“La primera expedición trasatlántica me sirvió para ponerme a prueba a mi mismo y a Olo y la segunda para superarme. Tengo dos hijos y dos nietas. Espero que aprendan a no temer los sueños, convertirlos en planes, hacerlos realidad y sentir la satisfacción de conseguir grandes hazañas”
Y un último consejo:
“Evita a la gente tóxica. Sé tú mismo, natural y alegre. Disfruta cada momento de la vida porque no hay nada mejor”
Fuentes:
