Will Schmidt: SUP contra la depresión.

Will Schmidt es un ex-marine de los EEUU que se ha ganado una reputación con sus largas travesías en solitario sobre una tabla de SUP. Esta primavera logró completar un recorrido a lo largo de toda la Costa Oeste norteamericana de Canadá a México durante 58 días, cubriendo una distancia de más de 2000 Km, y recaudando fondos a favor de Wounded Warrior Project, una asociación benéfica dedicada a asistir a veteranos de guerra y a ex-militares víctimas de estrés post-traumático y similar.

Hay un par de detalles que me gustan especialmente de esta historia. Primero que él mismo se define como un superviviente de la depresión y la ansiedad nerviosas. A veces parece que las personas que hacen cosas destacadas tienen como una aureola de superhombres o supermujeres, seres hechos de otra pasta, a los que no afectan los problemas comunes al resto de los mortales, Las enfermedades mentales continúan siendo un estigma en esta sociedad. Otro detalle que me gusta es que, al relatar sus experiencias, habla siempre del poder curativo del océano. Siempre he creído que para nuestro equilibrio vital, físico y mental, necesitamos, por así decirlo, del contacto con las "fuerzas" de la naturaleza.

Con su permiso os dejo este artículo que escribió para la web inertia.com traducido al español. En su versión original se titula: "Buscando la conexión entre salud mental y el océano":

"El mar es emoción encarnada. Él ama, odia y llora. Desafía todos los intentos de capturarlo con palabras y rechaza todos los grilletes. No importa lo que digas sobre él, siempre hay algo que se te escapa" Christopher Paolini. Eragon.

El océano se está moviendo ¿Lo sientes? Todo él. Todo el tiempo. En tales dimensiones que no podemos asimilar. Todo nos envuelve. Pero ¿qué nos atrae de él? ¿Que poder nos proporciona? Y más importante ¿cómo algo que no podemos llegar a conocer en toda su dimensión, posee el gran poder de curarnos?

Mi propia batalla contra la depresión y la ansiedad debilitante me iba destruyendo, día a día, fibra a fibra. Creo firmemente que el océano me salvó de quitarme la vida. Un día, cuando todo estaba en mi contra, hallé unos brazos abiertos y la redención de un desequilibrio químico que durante largo tiempo se había incubado dentro de mi propio cuerpo. Así que ahora me digo ¿que puedo hacer con este regalo? La única respuesta es: devolverlo.

Nuestros cuerpos son maravillas de la ingeniería. No obstante, nuestro cuerpo y nuestra mente dependen una de la otra. Es como una relación simbiótica, cuando una de las partes falla, la otra intenta compensarla. Pero esto raramente produce un resultado favorable. Nuestra mente libera sustancias químicas que hablan a nuestro cuerpo, le da como las instrucciones de uso. Sin esas sustancias liberadas por la mente una persona simplemente dejaría de existir ¿Es justo que una existencia se base en la no aceptación del equilibrio vital cuerpo/mente que podemos y merecemos alcanzar? Me niego a creer que esta epidemia global – que toma más vidas militares que el propio combate y más vidas civiles que cardiopatía isquémica, el cáncer y el VIH/SIDA – deba verse envuelta en el silencio.

Me pregunté cómo podría hacer llegar este mensaje. Intenté explorar el mundo y vivir aventuras nuevas, emocionantes, que he podido documentar y compartir entre todos los que lo necesitan. Mi camino es el flujo de la corriente y mi vehículo una tabla de espuma y un palo de fibra de vidrio. En estos días, no remo para mi propia promoción, ni pongo el enfoque en mi propia lucha personal. En lugar de ello, mi ánimo es conseguir una plataforma para poder hablar y un público que me escuche. Si tú estás, de hecho, leyendo esto ahora, entonces es que funciona. Y si al final lo compartes, entonces es que has hecho un esfuerzo consciente para unirte a mi lucha para superar el silencio y el estigma que acompañan las enfermedades mentales traumáticas.

Entre el 80 y el 90% de la gente con depresión responde positivamente al tratamiento. Me encontré con un artículo que recientemente mostró cómo el surf se utiliza para tratar a los niños de los problemas de salud mental en Sudáfrica. Los estudios han mostrado también que la sal marina, contiene elementos en forma de minerales esenciales que ayudan al cuerpo a mantener su equilibrio electrolítico. Incluso más interesante, es el uso de la terapia vibro-acústica. Simplemente exponiendo a los pacientes a los sonidos rítmicos del océano se han observado descensos en el ritmo cardíaco y liberación de endorfinas.

¿Cual es la correlación entre nuestro propia salud mental y esta mezcla de remedios científicos y espirituales que el océano nos aporta? Mi escuela de pensamiento no viene tanto de una perspectiva religiosa o existencial, sino más realista de ver el mundo. Tal vez la respuesta se encuentra en el misterio del océano. Creo que el respeto y la admiración que tenemos por estas grandes masas de agua es lo que lo provoca. Y a su vez, permite que nuestros propios cuerpos, formados principalmente de agua, sean reparados y renovados. Yo llegué a la conclusión de que si ya no miramos con asombro y hasta devoción, a nuestra madre, el océano, ¿qué podríamos tomar de él para que alimente nuestra alma? Yo, personalmente, lo voy a visitar a menudo.